Vivo en un
mundo muy imaginario
“Desde
pequeño siempre quise dibujar mis sueños, sin conocer el surrealismo, ni el
psicoanálisis. Como una forma de recordar las imágenes múltiples, sin sentido,
la yuxtaposición de objetos”, dice el excéntrico Marcos Corvalán, artista
plástico chaqueño que vive el arte desde su propio cuerpo hasta las paredes
donde plasma sus creaciones. “De más grande siempre me decían que se parecía mucho a la
obra de Dalí y comencé a buscar sobre él, ahora poseo una gran colección de sus
libros”, agrega.
Cuando
charlamos sobre su obra, él está pintando nuevamente la iguana que taparon con
los carteles promocionales de las fiestas que se hicieron el 24 y el 31 en la
ciudad de Resistencia. El artista de bigotes estirados y curvos, con expansores
en las orejas, la cabeza rapada hasta la pequeña cresta que deja crecer en la
nuca y un sin número de tatuajes, pasa de estar sentado en una mesa en la
vereda del bar “Las Chatas”, a buscar sus pinturas, para que en la madrugada del
2 de enero, reviva su mural callejero.
Cuando
lo interrumpo para sacarle charla y saber qué está haciendo, él coloreaba la
base del dibujo con una versatilidad asombrosa. “¿Y de qué habla tu obra?”, le
pregunto para empezar. “Habla de las culturas, los movimientos y las personas
que conocí a lo largo de mi vida. Desde chico me gustaba coleccionar las
enciclopedias y conocí el mundo mediante eso. Me influenciaron mucho las otras
culturas, quizá no todos los chicos se interesan por eso, entonces yo vivo en
un mundo muy imaginario, donde tengo un abanico de posibilidades sin quedarme
en un estilo marcado”, contesta.
A
medida que avanza la charla me doy cuenta que estoy frente a un artista solitario
y autodidacta. “Me gusta hacer lo que me imagino, cualquier cosa”, me explica, “la
mayoría de las técnicas para pintar las aprendí solo, fui pensando en cómo
hacer, y cuando estudié Bellas Artes opté por la escultura, porque no quería
que nadie toque mi manera de pintar”.
Sobre
su trabajo como escultor me comenta algo muy interesante. Para un concurso de
arte, ciencia y tecnología de la UTN de la Plata, construyó un artefacto muy
psicodélico con un tocadiscos que encontró en la calle. En lugar de una púa, colocó la escultura de
una mano hecha en arcilla y cocinada en horno. “El brazo que la sostiene y
permite el movimiento esta tallado en madera. Para que funcione el mecanismo
giratorio usé un motor de ventilador y pegué una correa alrededor de la parte
interna del círculo giratorio. El movimiento se activa por medio de un
interruptor colocado en la parte superior de la obra”, dice la explicación del
video colgado de su canal de YouTube. “Aparte tiene una serie de cuatro discos con las ilusiones ópticas de "Anémic cinema" de Marcel
Duchamp, que se pueden ir cambiando a gusto y son las que le dan el nombre a la
obra”, completa.
“En mis
esculturas es todo material reciclado. Yo construyo cada pedazo de mi obra”, me
comenta mientras hace una breve pausa para sacudir el aerosol y sobre su
pintura retoma, “para pintar siempre hay un disparador, una idea, puedo jugar
con un chiste por ejemplo, o veo un lugar y pienso que hay un dibujo que
debería estar allí”.
Se
puede vivir el arte de múltiples formas, por eso Marcos se da la oportunidad de
vivir sus intervenciones a veces con mucha adrenalina. “Así entré en una empresa
de construcción que se llama “El Yunque” cerca del Hipermercado Libertad. Decía
bien grande El Yunque y tenía esa imagen.
Entonces a las tres de la mañana me fui en bici hasta allá y a las seis entré
encapuchado, salté la reja y antes me fije si no había perros, inclusive lleve
comida para apaciguarlos si estaban cuidando”, relata, “en media hora pinté un
Coyote justo abajo del yunque”, dice riéndose para rematar la anécdota.
Entre
las enormes pinturas que ya realizó, hay una muy imponente con el rostro de Bob
Marley, Zoso, la pirámide de Pink Floyd y Goyeneche. “Yo vi que estaba el
cartel sin uso, todo mal pintado sobre un kiosco, entonces pedí para pintarlo.
El vago del lugar me tiro la idea de que sea como una línea histórica del rock.
Los retratos están hechos en acrílico, y los logos de las bandas en esténcil”.
Antes
de cerrar la noche y seguir a mis amigos que ya se levantaron de la mesa en la
que estábamos cuando Marcos comenzó a pintar, le agradezco por su apertura y
veo a la iguana casi terminada, muy cercana a la imagen del rostro de Dalí que
el artista tiene tatuada en la costilla. Definitivamente el mundo está plagado
de artesanos del cosmos.
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