jueves, 2 de marzo de 2017

El instinto creativo (paisaje interno)

A veces mi instinto creativo se tensa, se contrae, duele, se espesa. Se transforma en un reloj al que le falta aceite y el tiempo comienza a frenarse.
¿Te sentiste así alguna vez?

“Un abismo donde nadas adentro de las palabras, pero se hace imposible escuchar. Es el murmullo del mar lo que debiera traerte a la orilla de tu corazón otra vez, pero es imposible. No llega. La calma no llega, entonces comenzamos a sentirnos extirpados de todas las historias, ausente inclusive de la propia.
¿Te das cuenta por que se llaman paisajes internos?, porque necesitas naufragar por esos túneles de palabras que te abruman, que tironean de tu piel como si tuviera la densidad de la tela.
Se arrancan de tus profundidades, unas palabras que con prisa se precipitan a salir de tu boca y se quedan allí, danzando en tu lengua, al borde de un abismo cargado de un silencio comprimido, incómodo, infértil.
¿Te permiten volar aquellas palabras apretadas en la garganta?. No, eso que te reprimís necesita esparcirse en toda la ciudad. Inundar el propio mar, vaciarte de fantasmas viejos. Plasmarse en todas las formas de arte que quieran salir de vos.
Necesitas hundirte en ese caos que se abre con cada nueva experiencia. Por eso, entender que el silencio y la observación también son momentos creativos, nos abre un portal maravilloso.
Siempre. Todas las veces. Aunque sientas que cruzaste todos los puentes del universo, el primer paso da miedo, y esa sensación es la que te oprime el  instinto creativo.
Salta, las alas aparecen durante la caída libre, solo tienes que confiar”, respondió la mujer de alas verdes, era algún jueves del mundo y ella tomaba una copa en el bar del submarino.


lunes, 20 de febrero de 2017

Cuando termina el tiempo de ser oruga (paisaje interno

"Adéntrate en lo desconocido. Deja que los pastizales multicolores te acaricien el cuerpo, que las espinas te rayen la piel, que la noche te encuentre perdida en medio de la inmensa jungla.
Vas a mirarte por dentro todas las veces que necesites. Los paisajes internos se escapan de tus dedos, por eso existo, por eso dialogamos.
Acuarela 

¡Qué lindo es cuando nos comunicamos desde el corazón!, ves en los ojos del otro un brillo, que hace frente a la oscuridad.
Aventurate a que todas tus dudas corran desnudas por el prado, recordá que estamos aprendiendo a preguntar, no a querer controlar las respuestas.
Expresate, déjate fluir en las palabras, si las estas diciendo con amor alimentan el cosmos. No molestan, no confunden, no lastiman, las palabras bellas crean el mundo que podemos tener.
¿Queres que tengamos un mundo?. En éste planeta nos permitimos volar. ¿Cómo son tus alas?, ¿podes comenzar a sentirlas?. Las alas se llaman vida, y arde en todo el cuerpo cada vez que nos encontramos en la palabra bella.
No tenemos un cuerpo vivo, tenemos un alma habitando un cuerpo vivo. Somos cuerpo y alma.
Siempre vas a ser una niña, no temas. Pero comienza un nueva época, todo lo que fuiste florece, te reinventa, te muda de caparazón. Como las mariposas, termina otra vez el tiempo de ser oruga", 
dijo la mujer de alas mientras los pastizales se la iban tragando en lo desconocido. 

20 de febrero. 2017

Lázaro Cárdenas, Michoacán. México. 

miércoles, 25 de enero de 2017

La mujer de alas verdes salió a jugar con otras pinturas (crónica de viaje)

¿Cuánto tiempo de la vida perdemos rechazando lo que somos?. Uno de los motivos que me empuja a conocer otros mundos, es constatar que el arte y la comunicación son una pareja extraordinaria, con la posibilidad inclusive de sanar. Me la paso diciendo a mis amigos y a las personas que conozco en el camino, que si nos manifestamos en cualquiera de las formas del arte, tenemos la posibilidad de leernos en un código secreto, que cura todas aquellas grietas que dejan en nosotros, eso que no decimos.

Claro que para afirmar semejante cosa, es justo aclarar que en ese experimento soy mi propio conejillo de indias. “Yo no pinto”, dije muchas veces, “mi sueño es ser escritora”. Pero la niña que hay en mí, pinta desde siempre. Como creció con una madre que es una excelente pintora, aprendió más cosas de las que mi parte adulta había tomado nota.
Hace ya tiempo estoy investigando mi hipótesis en múltiples dimensiones. Encuentro disciplinas psicológicas, relatos personales y grupales, biografías de los más grandes, la palabra de los anónimos, todos contando sus experiencias que me reafirman en lo que intuía desde la época en que, sin que nadie me lo aconsejara, me puse a escribir para conocer los dolores internos que me provocaba mi enfermedad psicosomática llamada psoriasis.
Estudiado lo que muchos llamamos el “proceso creativo”, proyectando retomar mis talleres de comunicación, un día compre acuarelas y necesité probar cómo funcionaban en mí. La pintura que se activa con agua, que fluye por la hoja en blanco de forma caprichosa y logra las tonalidades después de casi deshacer el papel húmedo, me sostuvo como los bellos cuentos de la niñez.
Para que me entiendas, aunque de forma psicodélica. Estaba ahí, en mi departamento antiguo de ese barrio retro en porteñolandia (Ciudad de Buenos Aires), y una mujer con alas verdes apareció volando entre los enormes edificios de la metrópolis. Esa vez la vi desde lejos, era como una mujer-avión-mariposa de la que no sabría el nombre.

Durante aquellos días complejos en los que necesitaba desarmar todo lo que construí durante diez años, para darme la oportunidad de seguir mi impulso vital y viajar, lo que me sostuvo fue pintar. Entonces entre trámites, meter la vida en cajas, calcular ahorros, aceptar las despedidas, si no podía llorar o reír, sin dudas podía pintar. La mujer de alas verdes se manifestó entonces viajando por el universo con su desfachatada libertad, diciendo alguna cosa desde las entrañas de una sabiduría misteriosa, y desapareciendo.

Pero así, en medio de mi caos interno y externo, podía frenar el tiempo para que el agua cargada de color verde me muestre esas alas que traían textos comprimidos de emoción a los que llamé “paisajes internos”. Sin darme cuenta, jugando, experimentando la puesta en funcionamiento del proceso creativo, había creado un canal que como un puente ofrecía la ruta de la emoción.
Los inesperados caminos de la vida me llevaron a mostrar aquellas acuarelas en un pequeño quincho en la Ciudad de Lázaro Cárdenas en Michoacán, al que conocen como “La Cabaña del Tec”. El sábado 21 de enero nos reunimos allí varios pintores y tres bandas musicales, Los Hijos, Mezcalito y Costa Jazz. El impulsor de esa muestra se llama Patricio Azulita, y cuando fui a consultarle por el espíritu de la actividad me contó que como lazareño se desesperaba de que no haya espacios de arte y cultura en su ciudad natal. Me explicó que pasó de la queja a la propuesta, que en los cultivos orgánicos encontró una clave y lo sintetizó en una frase, dijo “lo orgánico es la protesta que se volvió propuesta”.
Patricio Azulita presentando a Irvingo Solis

La mujer de alas verdes de pronto ocupó un pequeño espacio junto a las obras del profesor y músico Fernando Lugo Hernández, y dialogó con los emblemáticos personajes mexicanos que Irvingo Solis dio vida en enormes lienzos que pronto expondrá en la ciudad de León.
Así fue como mientras la mujer de alas verdes preguntaba por esas creaciones en acrílicos, tinta china, lápiz, aerosoles, crayolas, acuarelas, en sus papeles, lienzos, madera, bastidores; por mi parte conocí a sus autores: Leo Bailon Carrillo, Miner de The Bronk (tatoo-graffiti-aerografía), Alejandro “Creas” de Gacamaya, Ariana Vega Galindo, Víctor Manuel Suarez, Adriana Chávez, el Chino (ChChester Ideas).




Cuando el micrófono giró de forma circular para que presentemos nuestros trabajos, los ojos internos de los asistentes danzaron dentro de los colores en cada pintura. Aquello dicho en forma de imágenes, completó su ciclo hablando también en la identificación de sus observadores.
“Tu opción por la libertad significa hincar el ojo en el ridículo, quemar los viejos mandatos, abrazar este cuerpo y soltarlo en el abismo, entender de una buena vez por todas, que la oportunidad es el instante hormiga que podes convertir en infinito”, dijo la mujer de alas verdes aquella primera noche.
Todos somos artistas, los niños que seguimos siendo lo son, quizá la única tarea sea atrevernos a hincar el ojo en el ridículo, quemar los viejos mandatos, abrazar este cuerpo y soltarlo en el abismo, entender de una buena vez por todas, que la oportunidad es el instante hormiga que podemos convertir en infinito.

25 de enero de 2017. Ciudad de México, o DF como me suena mejor. 

viernes, 20 de enero de 2017

A la Maga que fui o carta para explicarme el zapatismo sin pretensiones periodísticas o de análisis político (crónica zapatista)

Cuando ésta carta te llega desde el futuro, todavía sos una mujercita de ciudad, encerrada en tu departamento cómodo y bello en el barrio de San Telmo, uno de los más turísticos de la Ciudad de Buenos Aires en Argentina. Te veo perfectamente triste tras el cristal del vidrio y sé que mis palabras van a parecerte de ciencia ficción.
"Lento pero avanzo", dice la consigna de los caracoles zapatistas. 6 de enero 2017

Para que comiences a darte una idea donde estoy un año después, es importante que te figures que despierto a las cinco y media de la madrugada en un pueblito llamado “La Realidad”, el cual no entra ni siquiera en tus mejores intentos imaginativos. Cuando nos falta algo para cocinar caminamos alrededor de la cuadra del campamento y compramos en la tienda de abarrotes que tiene uno de los cinco Caracoles, donde funcionan las Juntas de Buen Gobierno. Efectivamente, querida Maga, por un agujerito del espacio hemos llegado a una comunidad Zapatista y es importante que te comparta mi experiencia.
“¿Caracoles zapatistas donde funcionan las Justas de Buen Gobierno?”, preguntas desde tu soledad citadina. Claro que lo que digo te parece inclusive absurdo, porque donde estás ahora cargas con una profunda desilusión por los mecanismos de la política, el sistema democrático, las mezquindades entre seres humanos que se encuentran padeciendo las mismas injusticias. Para vos es “natural” pagar mucho dinero por tu alquiler, los servicios públicos, la comida envasada del supermercado chino, el transporte y vaya uno a saber cómo se podría extender la interminable lista de consumo.  
Voy a tener paciencia para explicar y vos para entender, porque cuando me lees, estás atravesando ese vacío propio del aislamiento y el miedo hacia los otros seres humanos, lamentándote sobre la dicotomía que te abraza con la pregunta sobre ¿individuo o comunidad?. Sabemos las dos, antes y ahora, que el individualismo nunca es una elección feliz, por el contrario vemos en vos ese triunfo del discurso del miedo, experimentamos en tus insomnios la tristeza que gana terreno cuando el amor que solo ofrece la comunidad, te hace falta para no claudicar ante la oscuridad del mundo. La Buenos Aires macrista es un infierno evidente en cada esquina de tu realidad y entiendo esa frustración.
Las mujeres que lavan la ropa durante muchas horas en el río de la Realidad - 7 de enero de 2017

Tengo que contarte sin más rodeos que conocer de cerca la lucha de los zapatistas en el sur de México, comienza a curarnos esa herida profunda del escepticismo. ¿Te imaginas como sonrió nuestro corazón leyendo la consigna que dice “un mundo donde quepan muchos mundos”?. Con el correr del tiempo me gustaría agrupar para vos muchos datos concretos sobre la historia de este pueblo insurgente, pero como te dije al principio, esto no es una nota periodística, ni un ensayo, nota de opinión, reportaje o reseña histórica, es solo una carta para que te animes. Quiero que sepas y confíes, sentada en la mesa de tu comedor, tomando cada sorbo de mate, que efectivamente existen otros mundos, y vos tenes derecho y posibilidad de hermanarte a cada movimiento de liberación, aprendiendo y comunicando.
Para no hacértela más larga, voy a pasar a relatarte de forma desprolija lo que estarás viviendo en un año, cuando decidas que el aislamiento, la soledad y el individualismo, no serán tu tumba en vida mientras puedas seguir luchando por ser más humana.
Cuando llegamos a la Realidad, desde el camión vimos la cosecha de una milpa secándose al sol para las tortillas - 9 de enero 2017
Todo lleva su tiempo, por eso tardarás cuatro meses en llegar a Chiapas, alentada a participar del Encuentro “L@s Zapatistas y las ConCiencias por la Humanidad”. La actividad va a realizarse en San Cristóbal de la Casas, la ciudad que fue escenario principal el 1 de enero de 1994, cuando el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tomo el Palacio Municipal y declaró la guerra al Estado Mexicano. Por lo que podes leer en internet vas a pensar que fue una respuesta a la declaración de libre comercio que México establecía con Canadá y Estados Unidos, sin embargo la pura lógica te llevará a razonar que los protagonistas de ésta hazaña son indígenas tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, mames, zoques, que aparecen organizados, cubiertos con pasamontañas y la convicción más fuerte que el miedo a la muerte. “No puede ser un acto espontáneo”, vas a pensar, y vas a estar en lo correcto.
Resulta que ésta historia se puede comenzar a narrar desde el 17 de noviembre de 1983, cuando un grupo de indígenas y mestizos conforman un ejército regular en algún recoveco verde de la Selva Lacandona. Ahora podes darte cuenta que no sólo no fue espontáneo, sino que fue un trabajo constante y sumamente sacrificado de diez años. En esa clandestinidad sostuvieron sus convicciones de forma colectiva, dejando que el motivo de la lucha los consolide en un solo puño que rompa la estructura del tiempo y el escepticismo del “no es posible”.
Si buscas ahora mismo información básica de aquel 1 de enero de 1994, leerás que los enfrentamientos se dieron en San Cristóbal de las Casas, Las Margaritas, Altamirano, Oxchuc, Huixtán, Chanal y Ocosingo. Te recomiendo que veas un documental llamado “Crónica de una Rebelión”, para que puedas imaginar cómo fueron aquellos días en que el ejército mexicano puso a disposición hasta 800 efectivos para acecinar al pueblo zapatista, como fue el caso de Ocosingo.

Una de las personas más conocidas a nivel mundial cuando se habla de zapatismo es el Subcomandante Insurgente Marcos. La memoria te lo trae desde la época del secundario, cuando desde la frescura a los quince años, no era difícil conocer y maravillarse con los luchadores de nuestra amplia Latinoamérica que abarcaba sin cuestionamiento también las luchas en Centroamérica.
Sobre ésta figura relevante y visible del zapatismo necesito decirte algo importante: por favor desestima tu reflejo de entender los procesos sociales y políticos desde los personalismos. Voy a contarte algunas cosas sobre este hombre al que algunos compas llaman “el cara de trapo”, pero necesito que comprendas que él solamente ocupa un rol dentro de su colectivo, si hay algo para admirar es la coherencia con la que viste el mismo pasamontañas negro, mezclándose siempre entre los otros zapatistas que hacen de ésta lucha una realidad con más de veinte años.
No quiero confundirte, pero Marcos era solo su nombre de guerra, y la misma persona ahora se hace llamar Sub Galeano (desde el 26 de mayo del 2014), en homenaje al compa Galeano que fue asesinado en “La Realidad”, sí, en éste pueblo desde donde te dedico las líneas que viajan en el tiempo.
El día comienza antes de que salga el sol, los despertadores más hermosos del mundo son los gallos silvestres de la Realidad 

De aquí en más vamos a nombrarlo con su nombre actual. El Sub Galeano, además de ser un hombre íntegro en su causa, es un excelente escritor y gran comunicador. Por éstos días vas a entusiasmarte al descubrir cómo una palabra simple y desde el corazón se convierte en una herramienta más para la lucha. Hay muchos fragmentos que me gustaría compartirte, pero elijo ilustrarte aquel primer contacto con los distintos pueblos chiapanecos.
“Nosotros estábamos aprendiendo y, me imagino, esa sociedad civil también. Nosotros aprendíamos a escuchar y a hablar, al igual, imagino, que la sociedad civil. También imagino que el aprendizaje fue menos arduo para nosotros. Después de todo, ése había sido el origen fundamental del EZLN: un grupo de "iluminados" que llega desde la ciudad para "liberar" a los explotados y que se encuentra con que, más que "iluminados", confrontados con la realidad de las comunidades indígenas, parecíamos focos fundidos. ¿Cuánto tiempo tardamos en darnos cuenta de que teníamos que aprender a escuchar y, después, a hablar? No estoy seguro, han pasado ya no pocas lunas, pero yo calculo unos dos años al menos. Es decir, lo que en 1984 era una guerrilla revolucionaria de corte clásico (levantamiento armado de las masas, toma del poder, instauración del socialismo desde arriba, muchas estatuas y nombres de héroes y mártires por doquier, purgas, etcétera, en fin, un mundo perfecto), para 1986 ya era un grupo armado, abrumadoramente indígena, escuchando con atención y balbuceando apenas sus primeras palabras con un nuevo maestro: los pueblos indios”. (Fragmento extraído de “Chiapas: La treceava estela”, del SubGaleano).
“La treceava estela” es el documento del EZLN donde se explica el pasaje de los “Aguascalientes” a los “Caracoles”, dos de las formas que han encontrado los zapatistas para organizarse de forma autónoma, local y horizontal. Cuando se hace ese pasaje de una forma a otra, se da nacimiento a las llamadas “Juntas de Buen Gobierno”. Los zapatistas llaman al aparato Estatal “El Mal Gobierno”, y su postura frente a las migajas que el sistema descarte sobre las comunidades pobres, merecen la respuesta de su dignidad y su reclamo en las necesidades de fondo que hay en cada caso.
Vimos a los niños llegar a clase - 10 de enero de 2017

Necesito contarte que antes de escribir estas líneas he dado muchos giros sobre el “cómo” transmitirte las experiencias que estoy viviendo y los aprendizajes que me llegan en múltiples formas. Esto se entiende si consideras que todo aquello que conoces desde la cosmovisión citadina de las posibilidades de construcción política, aquí no caben, no coinciden y simplemente son otras distintas.
Tampoco es mi intención contarte aquí toda la historia del EZLN, sin embargo permitime que te recomiende el libro de Gloria Muñoz Ramírez, “20 y 10 El Fuego y la Palabra”. “Una mujer de profesión periodista acabó, no sin dificultades, por brincar el complicado y espeso muro del escepticismo zapatista y se quedó a vivir en las comunidades indígenas rebeldes. Desde entonces compartió con los compañeros el sueño y el desvelo, las alegrías y las tristezas, los alimentos y sus ausencias, las persecuciones y los reposos, las muertes y las vidas. El nombre de esta persona es Gloria Muñoz Ramírez”, escribe el SubGaleano en el prólogo del libro. En mi opinión, éste es un libro de historia zapatista que demuestra la posibilidad que tenemos los periodistas para ser fieles al oficio de ser canales entre las historias de nuestros pueblos y los otros mundos que buscarán conocer las otras realidades.
Entre los textos fundamentales para comenzar a conocer la historia del zapatismo, están las llamadas “Declaraciones de la Selva Lacandona”, que son seis posicionamientos políticos expuestos en distintos momentos de la lucha. En la 6ta Declaración, se brinda un sendero construido de preguntas: ¿quiénes somos?, ¿dónde estamos?, ¿cómo vemos el mundo?, ¿cómo vemos el país?, ¿Qué queremos hacer?, ¿cómo le vamos a hacer?.
Esa última pregunta, querida Maga, tan simple y penetrante, “¿cómo le vamos a hacer?”, es una invitación directa a integrar la comunidad nuevamente, a soñar junto a otros el mundo que queremos construir para los de abajo. Y como dicen en México, “que te valga madre el piche mal gobierno”, porque si algo es evidente en la historia de nuestros pueblos, es que igual que la semilla del árbol más gigante, siempre comenzamos desde abajo, en la raíz, sí, como el nombre del proyecto de comunicación que apenas imaginas, desde la Tierra Natal.
Estos días en el campamento de “la Realidad” están siendo fundamentales para sentir al pueblo zapatista desde su cotidianidad. Llegaste aquí en compañía de tres personas más, en calidad de Brigadista Civil de Observación, con la misión de colaborar a través del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. En otra carta te contaré más sobre el trabajo del llamado “Frayba”, pero no quiero dejar afuera de éstas líneas por lo menos unas pinceladas más sobre la experiencia.
Como te dije, desde aquí escribo éste diario desprolijo entre lecturas, momentos para pintar las acuarelas, charlas con los otros brigadistas, comidas compartidas y lecturas grupales. Cada tarde tenemos la dicha de hablar con un compa zapatista que nos explica distintas cosas sobre la vida en el pueblo, su amor por tocar la marimba (instrumento musical), el trabajo en la milpa y en el cafetal, sus ruegos de lluvia para que la cosecha prospere, la forma en la que educa a sus hijos para valorar el trabajo que les da el alimento, la tarea con la comunidad y así.
Aquí cocinamos a leña, vamos al baño ecológico que hay en el fondo, dormimos en hamacas, nos bañamos con jabón blanco y shampoo en el río igual que los, las zapatistas y observamos durante todo el día a las mujeres que en el mismo río lavan pila de ropas a mano. Justo cruzando el pequeño arrollo está la escuela y la clínica que se construyeron en homenaje a Galeano, ya que cuando lo mataron a sangre fría, estaba trabajando para construir justamente esos dos espacios para el pueblo.
Para llegar a la Realidad, que no son más que cinco cuadras por cinco cuadras, hay que cruzar un buen pedazo de selva y da la sensación que aparecer en medio de un vallecito. En este paisaje rodeado de cerros verdes, llegan una tarde al río un grupo de niños que tienen entre tres y cinco años, se quitan la ropa y entran al río para bañarse solos. Ríen a carcajadas, juegan, se salpican agua, se tallan la cabeza con jabón, giran riendo todavía más, la niña que tendrá siete u ocho años los alienta a terminar el baño y vemos como cada uno, sin ayuda adulta vuelven a vestirse recostados contra los árboles. En pocos instantes ese momento se diluye y los vemos caminar por una callecita rumbo a sus hogares.
Niños autónomos se bañan en las aguas de su Realidad Natal - 8 de enero 2017

En mi diario de campamento escribo: “El sol de la tarde abraza “La Realidad”. La madre perra, aunque flaca hasta el esqueleto, deja que sus cuatro crías tomen de su leche. El río habla su eterno recitado. Las formas del futuro son estas, todas y cada una de las pequeñas escenas que se construyen en un presente mágico, libertario y siempre en lucha.
Aparece la palabra profunda, la inocencia que evoca la sienta y el verano de la niñez, por un momento el mundo parece en paz, hay algo en el aire que gana la batalla a todo sistema perverso de explotación, vence esta tarde el amor y los imperios aúllan la desgracia de su ocaso. Ningún niño más verá la deformación del ego en las personas, fuese posible crear este día para siempre, este presente como un cristal precioso, imperturbable, que sostiene a los niños sanos jugando desnudos en el río que cruza por nuestro hogar de transición. Aquí donde todo pasa por solo un instante, puede sentirse el sonido y el aroma de una eternidad sin oscuridad, sin dolor, sin heridas”.
Maga, desde una mirada blindada de metrópolis no podrás ampliar el conocimiento que todas las personas necesitamos sobre el mundo en el que vivimos. Los medios masivos de comunicación en estas épocas (la tuya antes y la mía ahora), ganan a diario en su tarea de deprimirnos, acobardarnos y aislarnos, por eso lo revolucionario sigue siendo unirse a otros, de acuerdo a cada historia y contexto. Una vez más preguntándonos ¿quiénes somos?, ¿dónde estamos?, ¿cómo vemos el mundo?, ¿cómo vemos el país?, ¿Qué queremos hacer?, ¿cómo le vamos a hacer?.

¿Cómo le vamos a hacer?, te escribo desde un 2017 que recién da sus primeros pasos. ¿Cómo le vamos a hacer para construir un mundo donde quepan muchos mundos?. Necesitaré contarte otras cosas sobre los aprendizajes para que te animes a dejar atrás la idea fatalista de que todo está perdido, vivimos un día, la vida es tan breve, mis líneas solamente ansían abrazarte en ésta corta distancia de tiempo para que te aventures a seguir la lucha del corazón, inquebrantable, de abajo y siempre libertaria. 

viernes, 30 de diciembre de 2016

La sabia roja corre en las venas de Chamula (crónica de viaje)

Nubes sobre el cementerio. El humo que se mezcla con las nubes, mientras las ovejas arrancan el pasto seco con los dientes grises. Nubes que se enredan con un sol opaco. Las súplicas indias que ocupan los canales de comunicación del sincretismo, abren la garganta del dolor que no tiene religión, ni reglas, ni consuelo terrenal.

San Juan Chamula (a 10 km de San Cristóbal de las Casas, Chiapas). 28 de diciembre de 2016. Hace frío pero hay sol y decenas de puestos frente a la iglesia. Cruzamos el pesado marco de madera y las almas sin cuerpo nos espían las tripas.
El piso de la iglesia está cubierto de pasto de pino, hay un murmullo irrespetuoso de los visitantes y una súplica húmeda que sale de los habitantes originarios del lugar. No se puede tomar fotos, está completamente prohibido, pero las imágenes se guardan cuadro a cuadro en la piel, es inevitable, no hay forma de taparse los ojos del espíritu allí.

Del techo altísimo cuelgan telas y ramos de flores que se secan con los pétalos hacia abajo. Huele a velorio, las paredes laterales tienen muebles antiguos colocados uno junto al otro. Las puertas de vidrio permiten ver las imágenes enormes de los santos construidos con cerámica, cubiertos de trajes pesados, la piel pintada de un color tan pálida que podría representar el ahogo. Los ojos ojerosos de cada estatua pegan alaridos aunque sean las tres de la tarde, y del cuello cuelgan los espejos enormes que reflejan a los vivos.




Nuevamente, ¿podrás ver todo el suelo cubierto de pasto de pino?, los muebles con puertas de vidrio que sostienen a las imágenes como si fueran seres humanos disecados, y frente a esas cajas que los separan como en jaulas, grandes escritorios antiguos cubiertos por completo de velas.
En el otro extremo del salón el altar principal tiene más velas, más imágenes, y encima cuelgan guirnaldas de globos que se desinflan lentamente con el paso del tiempo, adornados con lucecitas que funcionan tocando una y otra vez la melodía de navidad.






Frente a los santos, los nativos de Chamula colocan velas en el suelo y rezan en su lengua. Puedo mirar la espalda de una mujer de cuclillas, con sus largas trenzas atadas en la punta, ladeándose frente a la figura sublime de una Guadalupe rodeada de los chillones focos azules.
Se agranda el universo. Se estira como si fuera posible nacer dos veces en una misma experiencia humana. El telón del mundo va a contraerse una vez más, están los cantos internos pidiendo clemencia divina, ya que en definitiva los mares nos cubrirán a todos.
Me dan ganas de vomitar, la fuerza de la tierra va a tragarse mis pies. La oscuridad abraza más fuerte que el amor y hay que correr colina abajo, hasta el cementerio. Allí los cuerpos se funden con una tierra que parece haber sido presa del fuego.

Estoy lejos. Estamos lejos. Las calles llevan a los hogares fantasmas y mientras los niños procuran vender artesanías al valor de monedas, toda la sangre de la conquista sigue fresca para manchar el olvido. 

miércoles, 28 de diciembre de 2016

“La culpa es de la flor” (crónica zapatista)

“La culpa es de la flor”, explica el Subcomandante Galeano, procurando una respuesta al motivo por el que científicos de distintos lugares del mundo, fueron invitados al encuentro con el ejercito zapatista. En la segunda jornada de conferencias, se dividen las clases en diferentes temas y las lapiceras corren en el papel para no perder detalles.

Cuando el cielo en San Cristóbal de las Casas ya está colmado de estrellas, es el turno de Galeano para cerrar el día de pláticas científicas. Nuevamente sus palabras están cargadas de belleza y determinación política, alquimia que se mezcla con el humor y la inocencia. ¿De qué manera incorporan el conocimiento los pueblos zapatistas?. A continuación, y sin conectores de relleno, les comparto la explicación clara y franca del Sub Galeano al respecto.

“En nuestra primera participación general de ayer, les presenté algunas de las preguntas que mis compañeras y compañeros, que han sido seleccionados como alumnos suyos, prepararon. No son mis preguntas. Si hubieran sido mías, hubieran sido de otro estilo, serían preguntas tipo ¿Qué diferencia hay entre la sopa de calabaza y la deficiencia cognitiva?, ¿cuáles con las cualidades nutritivas de ese potente alimenticio que es el helado de nuez?, ¿las inyecciones son una forma pseudocientífica de tortura?”, el auditorio ríe. “Así que lo único que hice con las preguntas de mis compas fue agruparlas. Estos doscientos compañeras y compañeros, cien mujeres y cien hombres, fueron seleccionados para asistir, es decir, responden a colectivos, su presencia aquí no obedece a interés o beneficio personal, al regresar, deben responder a sus colectivos sobre lo que éste encuentro fue, lo que aprendieron o no, lo que entendieron o no. O sea que están obligados a socializar el conocimiento, esa es la razón por la que ven que estos compas, escriben y escriben en sus cuadernos y se consultan entre sí, con una agitación que dudo que encuentren en su alumnado en la academia. Con esto quiero decirles que, aunque aparentemente ustedes están confrontando a doscientos encapuchados y encapuchadas, en realidad sus palabras llegarán a decenas de miles de indígenas de diferentes lenguas originarias.
El interés por la ciencia en las comunidades zapatistas es legítimo, es real, pero es relativamente nuevo, no ha sido siempre así. Responde a una transformación que nuestra lucha ha experimentado, a nuestro proceso de construcción de nuestra autonomía, es decir, de nuestra libertad.
1.       Las comunidades indígenas zapatistas, representadas aquí por éstos doscientos transgresores del estereotipo del indígena que reina en la derecha e izquierda institucional, no conciben éste encuentro como un evento único, para que me entiendan, no es una aventura pasajera. Ellos, los pueblos zapatistas, esperan que este primer encuentro sea el inicio de una relación estable y duradera, esperan seguir en contacto con ustedes, mantener un continuo intercambio, o como dicen los pueblos, “que no sea la primera ni la última vez”.
2.       El modo de nuestro modo: para que no se desesperen, y para que entiendan porque no hay preguntas después de cada exposición, permítanme explicarles cuál es nuestro modo como alumnas y alumnos. Nosotras, nosotros, no nos planteamos problemas individuales, como alumnado funcionamos también en colectivo. Cada quien hace sus apuntes, luego de la clase o de la plática, se reúne el colectivo y se completan los apuntes tomando lo de todos, así si alguno o alguna se distrajo o no entendió, los demás le completan o le aclaran”.
Explicó que sólo se transmitirán aquellas preguntas colectivas que resulten de la puesta en común. Serán esas incógnitas las que llegarán posteriormente a los científicos. “Yo sé que les puede parecer un proceso engorroso y tardado, y que más de una o uno se desilusione pensando que no supo captar la atención de nosotros, se equivoca”, prosiguió, “todo esto parte del convencimiento de que éste encuentro es el primero de muchos, y que todas, todos ustedes, mantendrán comunicación con sus alumnas y alumnos, y a través de ellas y ellos, con decenas de miles de zapatistas, entonces tengan paciencia”.
Cuando salimos del auditorio, el frío chiapaneco y las combis colmadas de asistentes volviendo al centro, construyeron el escenario que sostuviera a cada uno, en las reflexiones que ésta segunda jornada nos regaló.

27 de diciembre de 2016. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. 










lunes, 26 de diciembre de 2016

Las preguntas Zapatistas para la Ciencia (crónica zapatista)

“Para nosotras, nosotros las, los zapatistas, hoy ha comenzado un nuestro largo caminar, en búsqueda a las y los otros quienes pensamos que con ell@s tenemos una gran responsabilidad de defender y salvar al mundo en que vivimos, artes de artistas, ciencias de científicos y los pueblos originarios con los abajos del mundo entero”, dice al micrófono el Subcomandante Galeano, siempre mejor identificado como el “Subcomandante Marco”.

Subcomandante Galeano (Conocido antes como Subcomandante Marco) 

Es el día 1 del Encuentro “L@s Zapatistas y las ConCiencias por la Humanidad”, a las 10 de la mañana ya estamos en el CIDECI-Unitierra. La mañana está fría, pero al sol y tomando café de olla se está a gusto. Unos momentos después, hombres y mujeres zapatistas llegan al predio haciendo una hilera.

Es una Universidad de la Tierra, a los alrededores se ven los cerros y un cielo siempre lleno de matices grises y soleados. Ingresamos a un salón enorme en el que se ve una clase abierta al mundo, donde mujeres y hombres zapatistas dialogan con la ciencia desde la realidad más profunda de sus pueblos.
“Hoy estamos aquí, no para decirnos qué tenemos que hacer, sino para conocernos cuál es nuestra función que nos tiene el capitalismo en este mundo, y para ver si es un bien lo que nos hace hacer el capitalismo para este mundo en que vivimos con los seres humanos y los seres vivos. Y si descubrimos que está totalmente mal, el mal uso que hace el capitalismo de nuestras ciencias, entonces tenemos que hacernos responsables y entonces tenemos que decidir lo que tenemos que hacer”, dijo Galeano cerca de terminar el largo poema de lucha que fue su discurso.
El 1 de enero de 1994, tras el anuncio de que México iría al libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional tomó el Palacio Municipal y declararon la guerra al Ejército. Se lee la 1ra Declaración de la Selva Lacandona y marcan un nuevo camino para la lucha indígena.

“Así que bienvenid@s a este encuentro, a este largo caminar de otras ciencias y que no haya descanso, que el descanso marque porque ya está construido el otro mundo nuevo y si no hay eso no habrá descanso. Que su sabiduría de ustedes, científicas y científicos, se encuentre y se abrace con nuestra gana de aprender y conocer los mundos”, dijo finalmente el Subcomandante Galeano.