miércoles, 28 de diciembre de 2016

“La culpa es de la flor” (crónica zapatista)

“La culpa es de la flor”, explica el Subcomandante Galeano, procurando una respuesta al motivo por el que científicos de distintos lugares del mundo, fueron invitados al encuentro con el ejercito zapatista. En la segunda jornada de conferencias, se dividen las clases en diferentes temas y las lapiceras corren en el papel para no perder detalles.

Cuando el cielo en San Cristóbal de las Casas ya está colmado de estrellas, es el turno de Galeano para cerrar el día de pláticas científicas. Nuevamente sus palabras están cargadas de belleza y determinación política, alquimia que se mezcla con el humor y la inocencia. ¿De qué manera incorporan el conocimiento los pueblos zapatistas?. A continuación, y sin conectores de relleno, les comparto la explicación clara y franca del Sub Galeano al respecto.

“En nuestra primera participación general de ayer, les presenté algunas de las preguntas que mis compañeras y compañeros, que han sido seleccionados como alumnos suyos, prepararon. No son mis preguntas. Si hubieran sido mías, hubieran sido de otro estilo, serían preguntas tipo ¿Qué diferencia hay entre la sopa de calabaza y la deficiencia cognitiva?, ¿cuáles con las cualidades nutritivas de ese potente alimenticio que es el helado de nuez?, ¿las inyecciones son una forma pseudocientífica de tortura?”, el auditorio ríe. “Así que lo único que hice con las preguntas de mis compas fue agruparlas. Estos doscientos compañeras y compañeros, cien mujeres y cien hombres, fueron seleccionados para asistir, es decir, responden a colectivos, su presencia aquí no obedece a interés o beneficio personal, al regresar, deben responder a sus colectivos sobre lo que éste encuentro fue, lo que aprendieron o no, lo que entendieron o no. O sea que están obligados a socializar el conocimiento, esa es la razón por la que ven que estos compas, escriben y escriben en sus cuadernos y se consultan entre sí, con una agitación que dudo que encuentren en su alumnado en la academia. Con esto quiero decirles que, aunque aparentemente ustedes están confrontando a doscientos encapuchados y encapuchadas, en realidad sus palabras llegarán a decenas de miles de indígenas de diferentes lenguas originarias.
El interés por la ciencia en las comunidades zapatistas es legítimo, es real, pero es relativamente nuevo, no ha sido siempre así. Responde a una transformación que nuestra lucha ha experimentado, a nuestro proceso de construcción de nuestra autonomía, es decir, de nuestra libertad.
1.       Las comunidades indígenas zapatistas, representadas aquí por éstos doscientos transgresores del estereotipo del indígena que reina en la derecha e izquierda institucional, no conciben éste encuentro como un evento único, para que me entiendan, no es una aventura pasajera. Ellos, los pueblos zapatistas, esperan que este primer encuentro sea el inicio de una relación estable y duradera, esperan seguir en contacto con ustedes, mantener un continuo intercambio, o como dicen los pueblos, “que no sea la primera ni la última vez”.
2.       El modo de nuestro modo: para que no se desesperen, y para que entiendan porque no hay preguntas después de cada exposición, permítanme explicarles cuál es nuestro modo como alumnas y alumnos. Nosotras, nosotros, no nos planteamos problemas individuales, como alumnado funcionamos también en colectivo. Cada quien hace sus apuntes, luego de la clase o de la plática, se reúne el colectivo y se completan los apuntes tomando lo de todos, así si alguno o alguna se distrajo o no entendió, los demás le completan o le aclaran”.
Explicó que sólo se transmitirán aquellas preguntas colectivas que resulten de la puesta en común. Serán esas incógnitas las que llegarán posteriormente a los científicos. “Yo sé que les puede parecer un proceso engorroso y tardado, y que más de una o uno se desilusione pensando que no supo captar la atención de nosotros, se equivoca”, prosiguió, “todo esto parte del convencimiento de que éste encuentro es el primero de muchos, y que todas, todos ustedes, mantendrán comunicación con sus alumnas y alumnos, y a través de ellas y ellos, con decenas de miles de zapatistas, entonces tengan paciencia”.
Cuando salimos del auditorio, el frío chiapaneco y las combis colmadas de asistentes volviendo al centro, construyeron el escenario que sostuviera a cada uno, en las reflexiones que ésta segunda jornada nos regaló.

27 de diciembre de 2016. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. 










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