“Para comunicar tenemos las
calles, las plazas, radios comunitarias y alguna que otra cooperativa, y sino
inventaremos cosas”, dice Mora mientras se toma el quinto mate la tarde que
Buenos Aires mostró su cara de otoño. Ella sonríe mientras expone su punto de
vista sobre el futuro porque antes y después de nuestro encuentro sigue
militando para que la censura aplicada por el Macrismo, no se trague la huella
del proyecto político que la incluyó en la historia de nuestro país.
Mora |
Mora Sarquis Adamson tiene 30
años, es licenciada en Ciencias de la Comunicación, militante de la Cámpora y
dibujante. También es emprendedora, creó recientemente su empresa unipersonal
llamada Militarte, que funciona como una posibilidad de aplicar sus dibujos a
diferentes objetos de arte. Además es su propia peluquera y tiene dos gatos, llamados
Pampa por el tractor y Pulqui por el avión, ambos impulsados por Perón en los
años 50’. Su ideología es el idioma con que el que construye su vida.
Mora por Mora |
En las redes sociales, sus más de
23 mil seguidores la conocen por sus creaciones de "Esto es poco serio", sus
viñetas humorísticas lograron sintetizar diferentes coyunturas políticas. El lápiz
que crea sus personajes se nutre de las raíces militantes que empezó a forjar a
mediados de 2010, cuando posteriormente a los nefastos noventa, encontró en el
kirchnerismo un motivo concreto para creer que la política puede transformar.
“Uno se nutre mucho de la
militancia y de lo que le pasa a los militantes, de lo que uno habla con los
vecinos, de las discusiones que se arman entre gente que piensa parecido y
gente que piensa totalmente distinto. Nunca pensé en dejar de militar por hacer
dibujos, me llenan mucho el alma las dos cosas”, y se define “soy una militante
que dibuja, no sé si soy una dibujante que milita”.
En el universo inventado por las
empresas monopólicas de comunicación, los dinosaurios y los militantes se
extinguieron. Después de conseguir que “la opinión pública” rechace a los
militantes kirchneristas y principalmente a los que integran La Cámpora,
cientos de personas son castigadas todos los días con despidos, represión y
estigmatización. Sin embargo, los innumerables ataques revanchistas del actual
gobierno, no consiguen frenar el trabajo cotidiano de los vecinos organizados.
“Esperamos que las unidades
básicas sirvan de lugar de referencia. Tenemos que entender un poco más cómo
funciona la comunicación, porque creo que fallamos en las formas. El contenido del
kirchnerismo me parece que ha sido impecable, obviamente con sus errores, pero
hemos hecho unas transformaciones del carajo, y quizá no las pudimos comunicar
de la mejor manera”, comenta “me preocupa un poco la virulencia con la que se
responde al macrista, o no al macrista, pero sí al que votó a Macri quizás
equivocado, quizás comprando un discurso que no era verdad. Macri mintió mucho
en la campaña, por más que digamos que siempre dijo lo que iba a hacer, no fue
tan claro. En la campaña dijo que iba a mantener un montón de cosas que cambió,
dijo que no iba a devaluar y que no íbamos a perder nada de lo que ya teníamos,
era como un kirchnerismo mejorado casi. Por eso hay que abrazar a la gente que
le pasó eso, que votó equivocadamente y no enojarnos, hay que tener paciencia y
responder siempre con amor”.
El 7 de octubre de 2015 Mora se
transformó en caricatura, atravesó la puerta de la Casa Rosada y fue recibida
por el personaje más importante de sus dibujos, pero ésta vez Cristina estaba
frente a ella en carne y hueso. Aquel encuentro histórico con la primera
Presidenta de nuestro país, es para Mora uno de los momentos más importantes de
su vida.
Mora y Cristina |
“El encuentro fue increíble y
surrealista, es algo que yo todavía no creo que haya pasado. Miro la foto o me
acuerdo de esa situación y es como si hubiera sido un sueño. Le decía a Martín,
mi compañero, que fue como un paréntesis en el espacio-tiempo. Es tan increíble
ver a Cristina cara a cara, y que te hable, y que te diga, Mora esto, Mora lo
otro”, relata con la alegría de una niña que recuerda el encuentro con su
heroína preferida. “No sabía qué hacer, le decía “te amo”, “te amo”, porque no
quería que se me pase la oportunidad de decirle que… y claro, ella me hablaba
como una extraña, yo era una extraña, pero para mí era un Perón actual, un
prócer y significó que tengo que dibujar más y dedicarme a esto, después veo
como sobreviviré económicamente”.
El arte, la expresión de las
emociones, las historias que narra cada viñeta de ésta dibujante popular,
abraza los sentimientos de miles de argentinos que jamás serán representados en
los medios de comunicación. Su vida es un círculo virtuoso, donde después de
dibujar, se mete en la obra y milita por todas las luchas que por un largo
tiempo no serán noticia de la agenda mediática.
EXCELENTE!!!
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