En mayo de 2015 me justé con el Pitu cerca de
la Legislatura Porteña y le hice una desprolija entrevista-móvil para el
programa radial Ríos de Tinta, Tigres de Papel. La Tierra Natal de Alejandro
Salvatierra está Ciudad Oculta, también conocida como la Villa 15, en Capital
Federal, y su vida está dedicada al trabajo en comunidad, para lograr la
integración urbana de todos los barrios vulnerables, que son sistemáticamente
negados por el Gobierno Macrista.
“Siempre es menos lo que vos podes solucionar
de los problemas que se te aparecen. Nosotros podemos solucionar problemas
todos los días, pero nunca alcanza, siempre la demanda es más de lo que vos
podes dar”, comentó aquella vez. “Entonces lo que vos sentís cuando alguien te
dice “che, gracias Pitu, gracias a esto que hicimos mi pibe está mejor, o yo
tengo laburo, puede arreglar mi casita”, uno siente una caricia refrescante a
ese dolor que viene teniendo durante muchos días”.
En 1993, cuando el Pitu tenía 13 años, su
familia quedó en la calle. Conoció los penales desde niño, porque su papá había
caído preso varias veces, y en la adolescencia fue rodeado por todo tipo de
drogas. Le tocó estar en una celda de 2 por 2 durante 3 meses, sin poderse
bañar, y cuenta que se le pudrió el pie porque cuando dormía se le metía en una
letrina.
En el infierno, ese joven se preguntó porque
estaba allí, porqué le estaba pasando todo eso. Alejandro decidió terminar el
secundario dentro del panal, y sus maestros le acercaron diversas lecturas que
lo ayudaron a comprender que su dolor, era el miles que también son esclavos de
un sistema armado solo para unos pocos.
De aquel encuentro, me guardé en el cofre de
las grandes enseñanzas, las últimas palabras de aquella charla: “Te llena de
responsabilidad. Cuando uno ve que la vida de uno pudo cambiar, por lo que uno
hace, entiende que cada mañana tiene que levantarse a hacer algo. Porque no hay
manera que en tu cabeza vos puedas considerar la manera de quedarte tirado en
la cama. Nosotros no podemos deprimirnos, o sea, no sé lo que es la depresión,
no tengo tiempo para deprimirme. Porque si me deprimo hay muchas personas que
están esperando a que uno haga cosas, que afectan a la vida. Entonces no tengo
tiempo para deprimirme, para cansarme. Cada mañana hay algo que me impulsa a
levantarme, que es eso, la responsabilidad que tengo con esos que menos
tienen”.
En éste momento el Pitu es perseguido políticamente
por el rol que ocupa en la organización política, social y cultural de los
barrios más castigados por el veneno de la derecha. Nuestra responsabilidad con
su lucha, es nuestro compromiso con la verdad y la justicia dentro la ciudad
que habitamos. Si el Pitu está preso, es una represión que ejercen también
sobre los derechos de todos.
24 de
junio 2016
Muy bueno compañera, el Pitu es un gran compañero que esta siendo perseguido y atacado por ser orgullosamente villero, por identificarse con los valores villeros y reivindicarlos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Jeremías Gorla! El Pitu nos tocó el corazón a muchas, muchas personas, ahora estamos uniendo fuerzas por él!
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