“Me
reconozco en sus ojos. Me traslado a sus vidas, me identifico con sus sueños y
sus tristezas, no sé cómo explicártelo. Soy ellos y ellos son esto que soy,
igual que vos y yo.
Estoy
tan sola a veces en éste maravilloso cosmos, que salgo a la calle para
encontrarlos, y la verdad es que no sé cómo aproximarme de otro modo a sus
vidas, que intentando contar sus historias.
Camino
por la luna de vidrio y ahí están sus rostros que son el mío. En esos espejos
cuando me reflejo, los veo saludarme. Cada cuento me transforma, y mi propia
trama tiene sentido si consigo unir sus relatos.
Voy
abriendo mis escamas viejas para que le entre el sol del mediodía. Necesito que
todo mi amor se traslade a sus venas, que esas batallas se transformen en la
mía, y que cada suspiro de revancha nos proyecte positivamente.
Estamos
tan brevemente en ésta existencia, que podemos mirarnos para que existamos mutuamente.
No hay mayor demostración del milagro divino, que mirarnos, y sentir que realmente
nos vemos”, dijo la mujer de alas verdes y salió a encontrarse con sus espejos.
8 de septiembre
de 2016, Lázaro Cárdenas, Michoacán, México.
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