A veces
mi instinto creativo se tensa, se contrae, duele, se espesa. Se transforma en
un reloj al que le falta aceite y el tiempo comienza a frenarse.
¿Te
sentiste así alguna vez?
“Un
abismo donde nadas adentro de las palabras, pero se hace imposible escuchar. Es
el murmullo del mar lo que debiera traerte a la orilla de tu corazón otra vez,
pero es imposible. No llega. La calma no llega, entonces comenzamos a sentirnos
extirpados de todas las historias, ausente inclusive de la propia.
¿Te das
cuenta por que se llaman paisajes internos?, porque necesitas naufragar por
esos túneles de palabras que te abruman, que tironean de tu piel como si
tuviera la densidad de la tela.
Se
arrancan de tus profundidades, unas palabras que con prisa se precipitan a salir
de tu boca y se quedan allí, danzando en tu lengua, al borde de un abismo cargado
de un silencio comprimido, incómodo, infértil.
¿Te
permiten volar aquellas palabras apretadas en la garganta?. No, eso que te reprimís
necesita esparcirse en toda la ciudad. Inundar el propio mar, vaciarte de
fantasmas viejos. Plasmarse en todas las formas de arte que quieran salir de
vos.
Necesitas
hundirte en ese caos que se abre con cada nueva experiencia. Por eso, entender
que el silencio y la observación también son momentos creativos, nos abre un
portal maravilloso.
Siempre.
Todas las veces. Aunque sientas que cruzaste todos los puentes del universo, el
primer paso da miedo, y esa sensación es la que te oprime el instinto creativo.
Salta,
las alas aparecen durante la caída libre, solo tienes que confiar”, respondió
la mujer de alas verdes, era algún jueves del mundo y ella tomaba una copa en
el bar del submarino.
Hola Maga! Hace unas horas te recordé y no tengo tu número así que tu blog estaba en mi memoria aún, me encanta que tu proyecto anti proyecto siga firme jaja. Te mando un beso desde Cachi que por cierto se mantiene igual de linda!
ResponderEliminar