Espero la casa del mar, un carrusel
en el espacio que dure todo el verano, encontrar en el paladar un helado espeso
mientras miro en silencio las enormes creaturas universales. En las creativas
alfombras espero mi pasaje a Mercurio y que duela la sangre, ahora o nunca.
Maravilloso se muestra el
planeta, los gritos crujientes y naturales invaden las noches de angustias que andan
libres, y aunque nunca llega la catarsis, encuentro, bebo, canto, calmo la garganta
despacio.
Las oficinas asfixian los océanos,
las banderas secan las lágrimas, veo abrir
las piernas, pero cerrar los sexos mientras la mente recupera su raíz de naturaleza
en el barro frio.
La virgen planta me contiene cuando
el crudo espacio de los planetas llama por el nombre a la lengua rodeada de
colmillos, ¿sabes desconocer la esclavitud después de liberar corazón de espasmos?,
¿por qué hay que obligarse a los olvidos hondos?, ¿afecta nuestro carácter de fuego
la soledad?, ¿amamantar las letras es inevitable?, ¿puedo sacudir el estómago
ballena blanca?.
Vivo la ausencia de la mentira original,
aparecen los gritos de la paranoia y el hambre sube a los escenarios de teatros
donde los payasos no tienen miedo del ridículo. Las guías son palomas que dicen
“Querer morir es tan tonto como querer vivir”. Sufro el quiebre de la lengua
nutritiva.
¿Me dejas filmar tus ojos?
Vuelvo a nadar, a hundirme
mientras la lluvia que garua, espera la primavera. ¿A vos también te asalta la
locura sórdida, la maldad obscena, la tristeza gris, todas las ondulaciones de
la angustia?, ¿te aprieta el nudo en la garganta malvada de dientes de perro
felino?
La luna afuera abraza los trenes
quietos, me toca decidir los espacios de Cortázar en mí. Las nubes mueven
edificios, los autos colgantes molestan la gravedad inexistente, los monos
lunares tienen vómitos rosas mientras exploran la tranquilidad glamorosa y ostentan
sus libros de cocina.
Las esperanzas siguen siendo misteriosas
y tocar lo prohibido nos hace llorar. Comienzo a navegar desnuda, a conquistar,
a comprender la fealdad tiempo. Mi poder estelar desafía la gravedad con sensualidad.
“Tenés que Soltar la bronca”,
dices “Mientras brota de adentro la última tempestad ordinaria”.
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