jueves, 12 de mayo de 2016

Presente Infinito (paisaje interno #5)

Antes quería vivir en una ciudad bien grande para que nadie me conozca, ahora quiero vivir en un mundo para que nadie me conozca, ¿qué vendrá después?, ¿Querer vivir en la galaxia? ¿y mudarme después a la galaxia que contiene a la galaxia?, ¿a dónde voy, cuando me voy?, ¿dónde me quedo, si me quedo?.
Momento presente 1 


El único viaje que hago, es el del tiempo. Por eso me gusta tanto cuando me bato a duelo, si discutimos qué camino tomar. El tiempo es un hombrecito gris dándome malos consejos, escupiendo sobre mi fé en Dios, llamando a una caducidad triste y sin aventura.
El tiempo se mete en mi cama, no me permite dormir a la madrugada, me despierta con desgano, se come minuto a minuto mi energía. Durante algún tiempo, el tiempo es mi tirano, mi dueño, mi enloquecedor.
Entonces mareada, veo como ruedo sobre mi eje en los recuerdos, y al llorar veo los pliegues de mi vestido a rayas rojo y blanco, en un pasado sepia que no viví. El tiempo pasado, el tiempo presente, el tiempo futuro. Esas tres claves me deciden la suerte cada vez que naufrago en sus pliegues.
¿Dónde estoy?, ¿pasado?, ¿presente?, ¿futuro?.
Esos son los caprichos del tiempo, esos son los juguetes que nos tira en el cerebro para estar sumisos a sus urgencias.
¿Quién es Tiempo?, ¿cómo es su voz?, ¿qué te está pidiendo que hagas?.
Solo logro tirarlo al suelo, trabarlo entre mis piernas, sostenerle las muñecas en el suelo y mirarlo a los ojos, cuando se descuida y lo traigo al presente. En el presente, el Tiempo pierde fuerza, es ahí cuando tocamos a nuestro maravilloso amante, el infinito.
Momento presente 2
El presente es un maravilloso portal a ese lugar del no-tiempo, éste que yo estoy sintiendo mientras escribo éste texto, disfrutando de Charly García en “mientras miro las nuevas olas”, ahora que el mate todavía está rico, y me da completamente igual el celular, o el afuera de mi casa, o todos los afueras, porque estoy acá.
Mi duelo con el Tiempo es seducirlo para que me muestre su lado más luminoso, su presente infinito.
Y así estamos, dándonos abrazos de combate todo el camino. ¿Hay otra manera?, seguramente, ésta por lo pronto es la mía.

Cuando viaje a otras galaxias, a otros sistemas mega-galácticos, voy a tomar nota de la convivencia con el tiempo. Yo sé que somos una pareja extraña, pero no queda otra, somos un tatuaje, uno en el otro.  

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