miércoles, 6 de abril de 2016

Día 2.

 
Plaza 9 de Julio. Resistencia, Chaco. Frente al Colegio Normal Sarmiento.
Siempre nos encontrábamos en la Plaza 9 de Julio o en la 12 de octubre y muy rara vez en la 25 de mayo.
Todo comenzó para mí la mañana en que vi de lejos a FD, con los rulos hasta los hombros, los pantalones Oxford vistiéndole las largas piernas y la remera blanca que obligatoriamente llevábamos como parte del uniforme escolar, y sí, me enamoré.
A LS ya lo conocía de antes, no solo porque vivía a la vuelta de mi casa, era amigo de mi hermano menor y varias veces lo había cruzado fugazmente en el patio de mi casa, sino porque me acordaba bien del verano que se batió a un duelo de ajedrez con mi madre, y ganó él. Mi hermano menor no lo podía creer y LS brincaba victorioso cada vez que nos acordábamos de esa anécdota.
En esa época me habían elegido delegada de mi curso y como siempre, me anotaba en cuanta cosa me hiciera salir del aula: actos, obras de teatro, baile y en este caso la asamblea de estudiantes. Mucho después entendí que era el Centro de Estudiantes del que ahora FD era presidente o la unión de dos listas, como ocurrió a causa de la idea que tuvo LS para ganar definitivamente esas elecciones.
No me acuerdo como fue, pero me sume a ese grupo que escuchaba Sui Géneris, leía a Galeano, se emocionaba con el Che y empezaba a sospechar que el peronismo reflejaba ese espíritu patriota del que nosotros queríamos ser parte.
Durante ese invierno FD consiguió la llave del Colegio, cerrado por vacaciones. Habíamos comprado pintura para pizarrones y la directora, una mujer conservadora que años después comenzó a detestarnos, accedió a la propuesta. Durante el día, varios de los pibes del Centro de Estudiantes vinieron a pintar en cada aula, y cuando ya habíamos terminado la jornada, quedamos solos FD, LS y yo sentados en el Charly, el Kiosco en la esquina del Normal. A LS se le ocurrió volver a entrar, seguir pintando, dejar frases en las paredes, en definitiva, conquistar la escuela de noche. FD y yo nos reíamos como siempre del loco LS, y finalmente lo seguimos.
Ya era de noche y el enorme pórtico por el que ingresábamos estaba en el ala trasera del Colegio. La gigante puerta de madera giró como un portal en el castillo de las gárgolas y los tres entramos sigilosos para que ningún transeúnte nos vea.
Absoluta oscuridad en el pasillo y solo el reflejo de los grandes pilares de la galería, dibujados en el suelo por el contraste de los rayos lunares. LS avanzó haciendo ruido, riendo, hablando fuerte y yo seguí a FD que se reía de los chistes de LS.
Era igual que siempre, pero completamente a oscuras, las enormes aulas, los baños de cada piso, las galerías principales y las laterales, la sala de maestros, la dirección, la sala de música, el laboratorio, y la Biblioteca, absolutamente en silencio y a oscuras.
_Vamos a la Biblioteca_ dijo FD y ambos comenzaron a subir la escalera para llegar por la galería del primer piso.
_ ¿pero no íbamos a seguir pintando?_.
_ no petisa, después pintamos otro día_ respondió LS _vamos a ver que encontramos, la escuela es toda para nosotros_.
El piso del patio brillaba como si la luna fuese un foco y antes de girar el picaporte de la Biblioteca, vimos que entre los árboles iban y venían decenas de murciélagos.
Las bisagras chillaron por falta de aceite y entramos despacio.
_¿Dónde estará la luz?_ dijo FD y yo a tientas le agarre la mano porque me dio miedo tanta negrura.
_ Acá_ dijo LS_ pero, no, no enciende, ¿se habrá quemado el foco?_.
_ Cortaron la luz otra vez_ supuse.
_ ¿Qué es eso?_ pregunto FD, y los tres vimos que al fondo del salón, detrás de los estantes llenos de libros escolares, había un destello de luz roja, como si un enorme led estuviera prendido para casos de corte de luz o algo así.
_ Vamonos!_ me apuré.
_ Pará! No pasa nada!_ me frenó LS.
FD me abrazó y caminamos muy cerca los tres hasta dar la vuelta el mostrador y llegar a la luz roja.
Vimos de espaldas a un hombre enano, con la piel brillando como un foco de semáforo, absolutamente absorto en los libros que apilaba en la mesa y que apenas se veían por el reflejo del sujeto. Los tres nos quedamos inmóviles, yo le apreté muy fuerte el brazo a LS y me agarre muy fuerte de los dedos de FD y el sujeto giró sobre su eje.
_ ¿Qué hacen acá?, ¡no son horas de biblioteca para ustedes!, ¿cómo entraron?, ¿qué pasa?, ¿les comieron la legua las estatuas de la galería?_ y dio un grito que parecía carcajada.
Empezamos a caminar para atrás a tientas, nos chocamos con varias cosas, LS iba adelante y FD se cercioraba que yo los estuviera siguiendo y todo ocurrió en unos segundos, solo corrimos, nadie grito, cerramos la puerta de forma violenta y el enano no nos siguió, pero nosotros seguimos corriendo.
La luz de la luna bajó un poco más y como un reflector de cine dio forma a las estatuas religiosas que había en cada columna de la galería, de pronto todas esas vírgenes o lo que sea que representaran caminaban por los pasillos como zombis y nosotros las esquivábamos como un auto de carreras.
Cuando llegamos a la escalera, más figuras estaban subiendo así que LS gritó “al techo”. Doblo la galería central del primer piso y se trepó de un ventanal en la galería lateral, a pocos pasos del laboratorio.
Alguien o algo golpeó la puerta por adentro del laboratorio y de la sala de música empezó a brotar la música de un piano.
El techo era de tejas, LS comenzó a caminar sigilosamente y lo mismo hicimos FD y yo que miramos como la luna hacía brillar cada pieza cilíndrica, permitiéndonos saber cuáles estaban rotas y no convenía pisar. A mí me iba a explotar el corazón, pero igual los seguí al final.
_ No nos siguen_ dijo FD _vamos más despacio, podemos caernos si no miramos bien.
Los tres frenamos agitados. Nos sentamos aterrados sobre las tejas.
_ ¿Qué hacemos?_ dijo LS.
_ Yo no me pienso mover de acá_ dije con voz chillona.
_ ¿Qué carajo son esos?_ preguntó FD.
_ Esperemos un rato_ ordenó LS.
Absolutamente en silencio los tres contemplamos el vuelo circular de los murciélagos, la perfecta imagen lunar en el piso del patio y escuchamos por un largo rato el relinche de las cadenas de las hamacas en la placita con arena para niños que hay en un sector de la Plaza 9 de Julio.
_ ¿a ésta hora se hamacan los niños?_ dije como un susurro.

_ shhh_ me mandó callar LS _ ¿A ésta hora entran a la escuela los pibes?. 

Me propuse ejercitar durante 30 días las consignas que Aniko Villalba propone en #30díasdeescribirme. 
Ejercicios de escritura de Aniko Villalba

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