“Vos
también queres probar mi miel, se retuercen tus tripas imaginando el sabor
dulce de mi sangre, necesitas que tu veneno me alcance, pero yo salto sobre tus
viejas escamas y hago mi danza de fuego riendo a carcajadas.
Acuarela |
Tus
fríos dientes postizos descansan al sol, mientras sentís la forma en que los
pudre el tiempo. Pobrecita bestia de oscuridad, tenes un miedo profundo de mi
poder celestial, odias que no te odie, deseas profundamente que elija bajar a
tus fondos, a tu tumba abierta, a tu tablero gastado de tanto aniquilar a otras
almas.
Tranquila.
El tiempo, ese que sentís que te falta, llegará en otras vidas y quizá puedas
amar de forma natural. Acepto tu oscuridad como un maravilloso antídoto a
cualquier pensamiento negativo que tengas sobre mí. Capturo en una sola toma tu
ansiedad desquiciada y te explico todo lentamente, igual que a una creatura
deforme que se encuentra atrapada en su propia telaraña.
¿Quién te
hizo esto?. Sos la víbora más brillante que vi en todos los desiertos que he
visitado. Pobresita bestia disfrazada. Sos la bella viejita del cuento aquel.
¿Te acordás de Hansel y Gretel?. ¿Te acordás de la casita de dulces?, ¿Te
acordás de la olla enorme?. Los pajaritos se comieron las miguitas de pan, pero
aquí nadie pierde su camino a casa.
Voy a
acariciar tu cabeza igual que al perro abandonado que ya no confía en nadie.
Voy a sentarme sobre tu lomo para que me enfermes y me cures el vientre, para
que me saques las armas y me las devuelvas, para que entiendas a tu tiempo, que
para mí el miedo es solo una sintonía que me excita un poquito más. ¿Podemos
hablar de sexo en tu templo?, ¿podemos jugar a las escondidas en tu cuarto
frígido?, ¿podemos imaginar a tus propios huevos de serpiente en la garganta de
alguna otra bestia?.
Bella.
Bella tarántula sin brazos, maravillosa lombriz antigua. Soy yo quien te llamó
al encuentro, fui yo quien eligió dormir en tus fosas nasales. Sí, fue por mí que
tu respiración comenzó a descontrolarse.
Tenes
insomnio, ves mis alas verdes cuzando por debajo de tu sexo putrefacto. Cada
palabra con la que creo tu mundo define tan precisamente el hueco donde falta
un corazón. Y no te gusta, estas intranquila. Porque vi la forma en la que
violas los pichones de un nido de colibríes, ¿su sangre te da eternidad para
disfrazar esa entidad que sos?. Qué maravilla!, pero debo serte sincera: la
historia de Drácula siempre me conecta a la melancolía.
Si
pudieras tener mis maravillosas alas, lamentable serpiente de los inframundos…
Pero voy a decirte un secreto de libertad. Cuando abras la mandíbula, cuando
tus colmillos de acero suelten a la mariposa monarca, tu migración también
tendrá luz. Hay un sendero para vos, que no sos más, que un ser herido.
Te
bendigo pobrecita creatura. Abro el corazón y te cubro todo ese dolor con amor.
El sol es para todos, pequeña serpiente, no trates de atraparlo, sólo necesitas
salir del pozo y llenarte de sus rayos de piedad.
El
mundo es para todos bella alternativa de maldad. Por eso te abrazo a pesar del
veneno y te agradezco con sinceridad por mostrarte así, desnuda, frente a mí. Son
tus infiernos, mi sendero al paraíso”, dijo la mujer de alas verdes a la vieja
serpiente y siguió vagando por el cosmos.
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