ADVERTENCIA: Todo lo que leas en las próximas
líneas es completamente verdad, y sobre todo completamente mentira. Pero cuando
termines el texto, vas a entender que da igual la precisión de los datos.
“Él viaja entre las dimensiones”, me dijo la
perturbada mujer con más de cinco atados de diez por edad, esa señora que
podría ser tu vecina loca, la que come gatos. Yo no sabía que él viajaba entre
las dimensiones y tampoco, que esa mujer gastada por la oscuridad, lo tenía
completamente dominado.
Él era un joven pájaro blanco, aleteando
dentro de una enorme jaula. Lo que quiero que entiendas es que vi como una
mujer que podría ser la madre de los dos, deseaba como un animal a ese artesano
que súbitamente se enamoró de mí.
¿Importan mis sentimientos?, cláro, porque
soy mi propia Alicia en el País de las Maravillas. Yo estaba fascinada con mi
descubrimiento, sintiéndome libre de mostrarme sin piedad. Entonces los ojos
del artesano brillaban tanto que veía como se escapaba un bellísimo arcoíris.
Ese arcoíris caía justo en la plaza central de un pueblo mágico. Ese es el
escenario.
En el pequeño pueblo, el artesano ya era
conocido por toda la feria, su ojo caleidoscópico combinaba las artes. Para mí
fue imperceptible la forma de encantamiento, pero tengo que admitir que una
extraña energía me atrapó el pecho, eso se ve claramente en la distancia.
Pero en ese momento solo me dejé arrastrar. ¿Sabes
porque me pasan éstas cosas?, porque tengo una curiosidad que me quema viva. Lo
seguí pero cuidando mi lugar, y por eso me negué a conocer a la Bruja
inmediatamente. A cambio conseguí estar a solas un día más con el majestuoso
pájaro de montaña.
Quiero que te figures una mujer excitada
igual que cuando tenía 15 años, con un muchacho débil que cayó en su puerta a
los veinte, con un tarro en la mano, pidiendo agua. El todavía niño, cruzó la
puerta y la mujer llenó el tarro con agua y tres gotas de su sangre, entonces
el artesano desprovisto se vio capturado por una complaciente dueña, que lo
consentía hasta hacerlo engordar.
Vos sabes bien que estoy viajando, aunque no
sepamos a dónde, es natural que haya salido del pueblo y vuelto varios días
después. Por eso una vez frente al mar una sombra oscura se posó cerca y yo
tuve el presentimiento exacto del peligro. Algo del artesano y su furiosa
manera de demostrarme su afecto movían sentimientos encontrados desde el primer
momento. Pero vos lo sabes perfectamente, en mi tierra las brujas son
diferentes y yo, que además soy maga, sé bastante poco sobre brujería.
La cosa es que el artesano le habló de mí, la
mujer prendió una vela negra y rezó tres veces por día como hace siempre. Su
energía sexual atrofiada por los años de pedofilia no desarrollada, buscó mi cuerpo
levitando en el mar. Si supieras lo ajena que estaba de ésta situación,
comprenderías porque la envidia impactó justo en el cristal de mi lente y me
puso en alerta.
Volví al sitio donde conocí al niño que
atrapó la vieja y después de conocerlo un poco más acepté el desafío de
encontrarme con su tirana.
Una casa inmensa llena de santos, de imágenes
religiosas, de ideas densas sobre un Dios perturbado. Ella me miró de arriba
abajo, seguramente ningún hombre deseo jamás mi cuerpo como la crispada señora
de curvas prominentes y dientes de fantasía. Me senté en su living y le conté
mis verdades frente al hombrecito que se fue quedando sin colores durante nuestra
charla.
La mujer me alimentó durante un día entero.
Nota mental: nunca comas nada en territorio de brujas. Pero mi cuerpo ya es
fuerte y me descompuse brutalmente, pero así mismo me cure desde la meditación.
En el cuarto de arriba estuve a solas con el artesano varias horas, intentando
comprender que parte de esta historia me traía tanto rechazo. En la planta
baja, la mujer enloquecida de celos caminó como una rata atrapada, mirando por la
ventana de vez en cuando para ver a la gata que no alimenta hace más de dos
semanas.
Cuando volvimos a encontrarnos en la planta
baja me ofreció un té para curar mi vientre y rezongó a regañadientes sabiendo
que ella y el artesano jamás podrían concretar aquel momento a solas.
Tomé el té, me observé el cuerpo y vi como la
vieja consentía al muchacho igual que lo haría una mujer con su maridito.
Cuando el muchacho tuvo que irse me quedé a
solas con la bruja. La putrefacta sonrisa falsa se transformó en un hueco
oscuro en su rostro. “Somos almas gemelas”, me dijo la herida mujer sin
menstruación. Entonces la charla se hizo un poco más sincera y pude ver
claramente su desesperación ante la posibilidad de perder al cachorro que ella
misma rescato. Tuve muy en claro como terminaba esta historia, entendí como
había sido antes para otras mujeres jóvenes que el artesano quiso conquistar, y
lamentablemente descubrí cual será el destino de las que vendrán.
Aquella noche hui a tiempo, salí de aquel
lugar con la presión muy baja y las defensas por el suelo, todavía con un
profundo malestar en el estómago. Miré a la vieja de frente y le dije “gracias”,
y de su mano colgué una hermosa flor llena de corales que aceptó a
regañadientes. Unas horas después, en el hogar de una amiga, volví a recuperar
el color en la piel.
El artesano me llamó unos días después. Tenía
la voz quebrada y el alma atada con alambres de púa. Repetía como un loco algo
sobre la religión católica, justificaba de forma extraña la crucifixión y yo le
pedí que frene. Cuando la línea telefónica volvió a estar en silencio, también le
agradecí a él y le explique que yo no peleo con espectros de ese tamaño. Que el
único que puede lograr su libertad es el mismo. Y no se lo dije, pero le pedí
que si conserva aquella relación retorcida con esa señora, libre a cualquier
otra mujer de participar de semejante triada.
“Todos tenemos luz y oscuridad”, dijo la
señora desde el inframundo. Unos días después pude entender que si me salvé no
fue por mi brillantez, sino justamente, porque mi propia oscuridad reaccionó
ante su infierno.
Decidí nombrar a éste texto como una crónica
de viaje porque es eso. La posibilidad de contar ésta historia crea un círculo
de protección para mí y para todos los que amo. El artesano seguirá siendo su
esclavo hasta que despierte en esta u otra vida, a él lamentablemente lo tuve
que dejar afuera. Somos libres y esa fue su decisión.
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