“A veces
llueve en toda la galaxia, y efectivamente no hay lugar donde esconderse, teléfono
al cual llamar para pedir auxilio, ni medicina que calme la tormenta”.
Acuarela |
“¿Es
una enfermedad la tempestad?”, pregunto.
“No.
Cuando llueve así es mejor salir. El caos es una parte importante en
cualquier tipo de calma. No hay tranquilidad que se pueda conseguir, si no es
destruyendo todo tipo de comodidad”.
Los
domingos brutales, son aquellos en los que me quedo agazapada en el marco de la
puerta, pensando en vaya uno a saber que insensatez, mientras ella sale a
recorrer el goteo del mundo sin paraguas.
Nunca
la vi de cerca cuando llueve así, pero sé que no le importa mojarse las alas
verdes, ni que todos los organismos vivos se empapen con los mares que descarga
el cielo. Por lo general se me ríe si cuestiono su salida, sobre todo porque
está convencida de que todas las tormentas son un invento de mi cabeza.
“¿Qué todas
las tormentas son un invento de mi cabeza?”, replico indignada mientras le
extiendo mi paraguas otra vez.
“No necesito
tu paraguas”, me burla, “yo sí me animo al devenir de todas las dimensiones. Por
eso algún día vos también vas a aprender que inclusive las tormentas, son una
oportunidad para desarrollar el instinto de la fluidez”.
31 de julio de 2016.
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