Nada sé
sobre ser mujer. Nací mujer y nada sé sobre ser hombre. Soy un ser vivo
interpretando dos energías incomprensibles, deformes, contradictorias, brutales
y profundamente naturales.
Acuarela |
No
quiero ser mujer si las mujeres deben soportar esos golpes, agravios,
denigraciones. No quiero ser mujer si el precio es soportar la baba cargada de
veneno que tienen tantos hombres. ¿Cuántos géneros existen?, ¿Por qué vivimos
guiados por un miembro físico que se alimenta de ego?, ¿dónde puedo escapar, para
evitar tantos ojos cargados como bombas de dolor?.
No
quiero ser hombre si la escuela del mundo me obliga a ser violento, a imponer
mi postura sobre las cosas, a gobernar como un títere, a cargar los fusibles inclusive
sobre las ancianas que rezan las almas de sus hijos en la Plaza de Mayo. ¿Qué
parte de la vida estas mirando?, ¿por qué tengo que alejarme como un canario herido
de esas brutales muertes por ambición?.
Mastico
mi propia indignación. ¿Qué en otros lugares del mundo es peor?, ¿Qué no todos
los hombres y mujeres son iguales?. Claro que existe la diversidad, que muchas
cosas empezaron a transformarse, pero yo estoy volando por los siglos pasados y
las miro desde muy cerca.
Cualquier
tarde del año puedo mirar por las ventanas que mi madre proyecta en sus ojos y
comprender. Miles de mujeres obligadas a tolerar la brutalidad de un puño
cerrado, todos los adjetivos descalificando sus sacrificios, millones de
situaciones sangrientas que se caratulan al final como “pasionales”.
No
quiero ser mujer aunque ahora mismo siga sangrando. Tantas culturas doblegadas
por la necesidad de matar al diferente, por conquistar una tierra que jamás les
será correspondida. Pobres seres imbéciles que duran un instante en el caldo de
cultivo humano, cuando llega la muerte sus cuerpos y el de las ratas, generan
el mismo olor.
No
escribo con odio, pero tenes que comprender que escriba con fuego ésta tarde.
Las horas del mundo me tiran como una muñeca para atrás y para adelante. La
violencia que abre el vientre con un bisturí, se carga un saldo al futuro de
las que vendrán. Vos tampoco queres hablar del tema, no importa, esto también
es un borrador despabilado que no alcanza a desatarme la garganta.
Quiero
ser mujer porque tengo ese derecho. ¿Podrás disculpar los colmillos que llevo
bajo los labios?, no soporto ese puñal injusto que cae sobre el cuerpo liviano de
la mujer. Las cicatrices que descansan al sol, las espinas que nacen del dolor,
la sed que no es de venganza, la furia que se desata cuando aparece el peligro,
son retazos de los pasados sociales, familiares, personales.
Quiero
ser hombre porque tengo ese derecho. Necesito construir con mi energía masculina
una alternativa para sanar. Son tantos los seres luminosos que me enseñaron que
también se puede ser un hombre sensible y fuerte. Y mientras giramos
despiadadamente en el tiempo solar, mi oportunidad antes de la muerte, es la
vida en su completitud.
Soy
mujer y hombre a la vez, igual que vos, no lo podemos evitar. Algún día nuestro
planeta respirará la integración genuina de sus partes animales, vegetales y
humanas.
Mientras
ese día se construye con amor, también será saludable rabiar en las páginas que
reescriban el futuro, para que ser mujer deje de ser tabú.
11 de
agosto 2016
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