Soy
todas las anteriores, pero ninguna a la vez. Engordé tanto durante los últimos
meses, comí con el instinto asesino de una bestia y rompí todas las ataduras
que tenía a los fetiches, los espacios y algunos seres vivos.
Desarmé
por completo mi cuartada, me di una moneda para apostarla al azar, bebí lo
justo y necesario para pensarlo dos veces y me atreví al juego que empieza.
Hoy, 6
de agosto de 2016 es mi última noche en la ciudad, el inicio de los 28 años, la
culminación de un ciclo en la ciudad que me transformó en ésta página que me
toca dar vuelta.
Soy
todas y ninguna de las que imaginé para mí. Me divierte comenzar justo hoy el
ciclo femenino. Toda la sangre de mi cuerpo cicatriza el corazón. Soy una
hembra que se oxigena el olfato para la supervivencia.
Me hago
dueña de la única persona que puedo transformar: me hago cargo de mí.
Me dejo
amar y amo desesperadamente. Adentro de todo el escenario monstruoso de la
ciudad existen personas maravillosas. Lo más brillante que me llevo, son los
maestros-amigos con los que ya no afectan las distancias.
Soy un
caleidoscopio que descubre sus mandalas, soy un instante de la humanidad que
sueña la magia del infinito.
Puedo
estar mucho tiempo más, preocupada por las miradas externas, o puedo
simplemente estar viva mirando con curiosidad el camino que se me abre como un
nuevo cuerpo.
Mi casa
ahora se llama Tierra Natal. Vivo acá dentro como quien pudiera existir en su
ensueño. Este cuaderno abierto será mi nueva guarida para mostrar que también
un ser instante es capaz de abrazarse al todo.
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