jueves, 11 de agosto de 2016

Ser mujer es tabú (paisaje interno #26)

Nada sé sobre ser mujer. Nací mujer y nada sé sobre ser hombre. Soy un ser vivo interpretando dos energías incomprensibles, deformes, contradictorias, brutales y profundamente naturales.
Acuarela

No quiero ser mujer si las mujeres deben soportar esos golpes, agravios, denigraciones. No quiero ser mujer si el precio es soportar la baba cargada de veneno que tienen tantos hombres. ¿Cuántos géneros existen?, ¿Por qué vivimos guiados por un miembro físico que se alimenta de ego?, ¿dónde puedo escapar, para evitar tantos ojos cargados como bombas de dolor?.
No quiero ser hombre si la escuela del mundo me obliga a ser violento, a imponer mi postura sobre las cosas, a gobernar como un títere, a cargar los fusibles inclusive sobre las ancianas que rezan las almas de sus hijos en la Plaza de Mayo. ¿Qué parte de la vida estas mirando?, ¿por qué tengo que alejarme como un canario herido de esas brutales muertes por ambición?.
Mastico mi propia indignación. ¿Qué en otros lugares del mundo es peor?, ¿Qué no todos los hombres y mujeres son iguales?. Claro que existe la diversidad, que muchas cosas empezaron a transformarse, pero yo estoy volando por los siglos pasados y las miro desde muy cerca.
Cualquier tarde del año puedo mirar por las ventanas que mi madre proyecta en sus ojos y comprender. Miles de mujeres obligadas a tolerar la brutalidad de un puño cerrado, todos los adjetivos descalificando sus sacrificios, millones de situaciones sangrientas que se caratulan al final como “pasionales”.
No quiero ser mujer aunque ahora mismo siga sangrando. Tantas culturas doblegadas por la necesidad de matar al diferente, por conquistar una tierra que jamás les será correspondida. Pobres seres imbéciles que duran un instante en el caldo de cultivo humano, cuando llega la muerte sus cuerpos y el de las ratas, generan el mismo olor.  
No escribo con odio, pero tenes que comprender que escriba con fuego ésta tarde. Las horas del mundo me tiran como una muñeca para atrás y para adelante. La violencia que abre el vientre con un bisturí, se carga un saldo al futuro de las que vendrán. Vos tampoco queres hablar del tema, no importa, esto también es un borrador despabilado que no alcanza a desatarme la garganta.
Quiero ser mujer porque tengo ese derecho. ¿Podrás disculpar los colmillos que llevo bajo los labios?, no soporto ese puñal injusto que cae sobre el cuerpo liviano de la mujer. Las cicatrices que descansan al sol, las espinas que nacen del dolor, la sed que no es de venganza, la furia que se desata cuando aparece el peligro, son retazos de los pasados sociales, familiares, personales.
Quiero ser hombre porque tengo ese derecho. Necesito construir con mi energía masculina una alternativa para sanar. Son tantos los seres luminosos que me enseñaron que también se puede ser un hombre sensible y fuerte. Y mientras giramos despiadadamente en el tiempo solar, mi oportunidad antes de la muerte, es la vida en su completitud.
Soy mujer y hombre a la vez, igual que vos, no lo podemos evitar. Algún día nuestro planeta respirará la integración genuina de sus partes animales, vegetales y humanas.
Mientras ese día se construye con amor, también será saludable rabiar en las páginas que reescriban el futuro, para que ser mujer deje de ser tabú.

11 de agosto 2016

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