sábado, 6 de agosto de 2016

Última noche en la Ciudad (paisaje interno #23)

Soy todas las anteriores, pero ninguna a la vez. Engordé tanto durante los últimos meses, comí con el instinto asesino de una bestia y rompí todas las ataduras que tenía a los fetiches, los espacios y algunos seres vivos.

Desarmé por completo mi cuartada, me di una moneda para apostarla al azar, bebí lo justo y necesario para pensarlo dos veces y me atreví al juego que empieza.
Hoy, 6 de agosto de 2016 es mi última noche en la ciudad, el inicio de los 28 años, la culminación de un ciclo en la ciudad que me transformó en ésta página que me toca dar vuelta.
Soy todas y ninguna de las que imaginé para mí. Me divierte comenzar justo hoy el ciclo femenino. Toda la sangre de mi cuerpo cicatriza el corazón. Soy una hembra que se oxigena el olfato para la supervivencia.
Me hago dueña de la única persona que puedo transformar: me hago cargo de mí.
Me dejo amar y amo desesperadamente. Adentro de todo el escenario monstruoso de la ciudad existen personas maravillosas. Lo más brillante que me llevo, son los maestros-amigos con los que ya no afectan las distancias.
Soy un caleidoscopio que descubre sus mandalas, soy un instante de la humanidad que sueña la magia del infinito.  
Puedo estar mucho tiempo más, preocupada por las miradas externas, o puedo simplemente estar viva mirando con curiosidad el camino que se me abre como un nuevo cuerpo.

Mi casa ahora se llama Tierra Natal. Vivo acá dentro como quien pudiera existir en su ensueño. Este cuaderno abierto será mi nueva guarida para mostrar que también un ser instante es capaz de abrazarse al todo. 

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